viernes, 7 de noviembre de 2008

IDEALISMO DE AMOR


“[Que] el amor se levante para conquistar
el horizonte que alguna vez
los visitó en el sueño”
.


El amor está en una constante encrucijada, lo domina, lo enciende, lo duplica al punto de volverse locos, como encerrados en un inminente letargo, en una pesadilla sin fin. Si se ama es porque se siente, el corazón aflora los pensamientos más maravillosos que van dirigidos hacia alguien, se posa en la mente y en el cuerpo, controla la transpiración. Finalmente ha llegado el momento de confrontar la verdad, de saber si se obtendrá la alegría o el infortunio. Los corazones se aglutinan al compás de un solo latido en donde se alcanza el paraíso; donde se es pareja más no sé esta solo, melancólico, triste y derrotado.

Los deseos más maravillosos se ven cada vez más cerca, se siente coger el cielo con las manos; se ama el atardecer, se aborrece la soledad. Las estrellas se desprenden del firmamento, parecen posarse en las manos, están dispuestas a cumplir toda clase de deseos, son como mensajeras, luces incandescentes que alumbran gracias a que mil corazones laten incesantemente. Las palabras resuenan como el más increíble de los coros, su eco es repetitivo he
infinito.

Se busca apego, pero de que clase, familiar, amigable, inocente o amor puro, el de la entrega total; fruto de las más grandes cursilerías, emociones y locuras. ¿Dónde esta el fundamento de esto cuando sólo se es un caminante sumido en la tristeza y en el complejo de la fealdad, en donde se padece la exclusión colectiva?

Cuando se ama se es alguien plenamente dichoso, imposible caer ante las garras del desprecio, del olvido. A pesar de esto el afrontar el desarraigo, la ausencia de amor, el esperar estar unido a otro cuerpo que irradie la más pura de las fragancias, el despertar y ver esa persona que se ama al costado, no obstante que duro se convierte el ver aquellos ojos claros y serenos mirando fijamente, envueltos en la mentira y el engaño el cual al ser descubierto cubre el corazón de espinas, el cuerpo parece un río de incesante y caudalosa sangre, en cualquier momento el corazón dejará de latir; ya nada parece tener sentido.

Los recuerdos invaden el sueño que antes lucía apacible y tranquilo, ahora es tan solo una constante y diaria tortura, el solo hecho de evocar los momentos compartidos con ese alguien se convierte en el más cruel de los castigos.

El tiempo es el único aliado, el que lo cura todo, el que permite olvidar rencores y comenzar de nuevo, no vale la pena desperdiciar la vida por una caótica experiencia, las oportunidades están allí, el ser querido y valorado de nuevo esta más cerca de lo que se cree.

En efecto, el amor es la más grande de las manifestaciones, la balanza en donde impera la felicidad y la tristeza. Parece que en esta vida sé esta condenado a vivir en el abandono o en la compañía, así es la realidad.

La compañía que trae consigo el estar enamorado permite mantenerse vivo, con ganas de luchar, de desquebrajar la más dura de las barreras, el amor se incrusta como un clavo certero, pensar en perderlo no pasa por el pensamiento. Cuando se acaricia los cabellos, las mejillas o el constante contacto entre los labios se convierte tan solo en una de las muestras acerca de lo que se está sintiendo.

Es el elixir más exquisito, conforta como el más sincero y duradero de los abrazos, agua cristalina que no deja sediento ni al más cruel de los mortales por el contrario los lleva presurosos al encuentro de su inagotable fuente.

En todo caso el amor es la más grande expresión emocional en donde los cuerpos se entrelazan, parecen tener una sola sombra que los cobija, los guía. El amar, búsqueda interminable de la creatividad y la inspiración, en donde se necesita demostrar hasta que punto se ama y se esta dispuesto a entregar por el otro.

Se ama cuando se existe, se quiere cumplir todo lo que abarque nuestra mente, dar el cielo, prometer las estrellas, bajar y subir al cielo parecen ser pequeñeces comparando la sensación que transmite el estar cercado por este sentimiento, escalón más alto dentro de la realización humana.


Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
(Mario Benedetti)

agosto 31-2003

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