Los gerentes y líderes de cualquier organización gastamos la mayor parte de nuestro tiempo dirigiendo, orientando, liderando, controlando la empresa y para eso estudiamos, aprendemos, investigamos, comparamos, tratando de hacerlo bien. Pero muy frecuentemente no hacemos lo mismo con la empresa más importante que es nuestra propia vida.Un buen gerente, líder o quien quiera llegar a serlo debe comenzar por gerenciarse a sí mismo. ¿Qué significa esto? Ser capaz de planear su futuro, tener grandes sueños y convertirlos en realidades. Igual que en cualquier organización comenzamos por definir cuáles son nuestras creencias, valores, misión y visión.
Cada uno de nosotros, como ser humano, debemos reflexionar a fondo sobre cuáles son nuestras creencias fundamentales, qué creemos sobre el universo, el hombre, la vida, la felicidad y cuáles son nuestros valores prioritarios, a qué le doy más importancia en mis comportamientos cotidianos y a qué quisiera dársela, por ejemplo, ¿al respeto, la honestidad, la generosidad, la solidaridad, la justicia o a otros?
Con creencias y valores sólidos, bien reflexionados y con total convicción, puedo definir cuál es mi misión: la razón de ser de mi vida, para qué quiero vivir y cuál es mi visión: qué quiero lograr, cuáles son mis sueños, mis ideales, a dónde quiero llegar al final de mi vida y en plazos intermedios de 5 ó 10 años.Teniendo esto claro, defino cuáles son mis áreas de desarrollo personal (por ejemplo: emocional, afectiva, espiritual, intelectual, profesional, familiar, económica, social, física, deportiva, recreativa, comunitaria, etc.) escojo las que son claves para mí y, para cada área, defino cuáles son mis metas a largo y a corto plazo, concretando las de un año con parciales trimestrales y mensuales cuando sea posible.
Para alcanzar estas metas lo importante es hacer un buen proceso de orientación estratégica, basado en cuáles son mis potencialidades, mis ventajas competitivas, qué puedo hacer mejor que cualquier otro, pero también en mis debilidades, mis defectos, mis limitaciones, analizar el entorno: oportunidades y amenazas, para definir unas buenas estrategias y unos planes de acción concretos, exigentes y realistas que me permitan lograr ese desarrollo equilibrado en las áreas claves que he definido como prioritarias para mí.
Este plan lo concreto ahora en un plan mensual, que cada mes lo convierto en uno semanal y cada semana hago mi plan diario. Un buen plan diario y una evaluación semanal y mensual me permiten garantizar que los planes se convierten en acciones y si las acciones están orientadas adecuadamente alcanzaré permanentemente las metas que me propongo.Todo este proceso requiere capacitación, formación, entrenamiento, cambio de hábitos para adquirir los conocimientos, las habilidades, las actitudes, la disciplina y los métodos que permitan aprovechar bien el tiempo, concentrarse en hacer lo clave bien hecho, delegando y complementándose con otros, haciendo seguimiento y control para garantizar el logro de las metas que nos proponemos.
En nuestro medio no ha sido usual, pero comienza a verse el concepto de coach, entrenador o mentor, que es alguien que guía, orienta, acompaña en nuestro proceso de mejoramiento, crecimiento y desarrollo como seres humanos integrales, cuyo rol es ayudar a cuestionar, aclarar y definir tanto nuestra filosofía (creencias, valores, misión, visión) como nuestro proyecto de vida (áreas, metas, estrategias, acciones) y después ayudarnos periódicamente a revisar nuestros avances y a evaluar nuestros logros e incumplimientos.
Un buen coach puede ser de gran ayuda, puede ser un buen amigo, alguien cercano a quien admiramos y que nos sirve de ejemplo, un jefe, el cónyuge, un líder empresarial, intelectual o espiritual, un consultor profesional, uno de los padres, en fin, lo importante es que sea alguien que admiremos y que nos dé confianza, que pensamos que nos comprende y puede orientarnos en nuestro camino por la vida. Bien sea con este coach o en forma individual, debemos hacer evaluaciones periódicas sobre cómo vamos en el cumplimiento de nuestros planes semanales y mensuales y en el logro de nuestras metas mensuales, trimestrales y anuales, y con base en estas evaluaciones establecemos planes de formación, entrenamiento, capacitación, cambios de hábitos, actitudes, comportamientos, estos planes son claves para lograr un verdadero progreso y mejoramiento, aprovechar nuestras potencialidades, corregir nuestras fallas y superar nuestras debilidades.
Por: Alberto Espinosa - 02/01/2008
Tips de Empresarios
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