Desde tiempos inmemoriales el hombre ha contado con herramientas tan importantes como su inteligencia y destreza. No obstante, debía aparecer una nueva corriente que le permitiera expandir sus conocimientos: ese nuevo dogma, es la escritura, la cual al comienzo fue catalogada como un regalo divino. Mediante este sistema el hombre pudo condensar todos sus saberes permitiendo que sin importar el paso del tiempo estos desaparecieran.
La oralidad se convirtió en el primer referente mediante el cual se entablaba una comunicación interpersonal mediante gestos y representaciones, permitiendo el desarrollo de una memoria individuo-colectiva. Por su parte, la escritura, atribuida a los sumerios aproximadamente al 3000 a.c. referenciada por su carácter ambiguo y poco conservador fue escalando hasta convertirse en lo que es actualmente, una corriente importantísima. Estas dos formas de manifestación priman por excelencia debido a sus particulares estilos, los cuales han rodeado la vida del hombre con el transcurso de los años.
La escritura tuvo sus orígenes por medio de la arcilla. Era evidente que esta nueva tendencia evolucionara y trascendiera a otros espacios; es el caso del libro el cual recopila grandes acontecimientos y sucesos ocurridos en materias como biología, filosofía, historia, arqueología, física, etc.
Actualmente, trascendemos bajo una era postmoderna en donde la población ha encontrado un instrumento plagado de circuitos, archivos y demás elementos sistemáticos, es el caso de la la “tecnología, la cual ha posibilitado impulsar el desarrollo del escrito mediante el uso de programas de texto (Microsoft Word) condensados en los miles de computadores creados al servicio del hombre como cajas mágicas con capacidad de condensar grandes cantidades de información. Existen otros nuevos aditamentos como lo son el correo electrónico y el chat donde la escritura se hace presente de una manera más informal, como forma de ocio.
La palabra se ha convertido en el elemento primordial para la comunicación del hombre, catalogada como vehículo portaconductor de mensajes por Octavio Paz en su texto “El Lenguaje”. La palabra se manifiesta en dos maneras concretas:
Palabra Hablada: Es la utilizada para la interrelación humana gracias a la cual se entabla un dialogo con alguien; en otras palabras, permite llevar a cabo una comunicación cara a cara.
Palabra Escrita: Por medio de la cual los individuos enriquecen sus conocimientos basándose en un saber específico o una ciencia; es decir, acrecentando la memoria colectiva.
El resultado final de todo evento comunicativo es el mensaje, a partir del cual el receptor emite un juicio o criterio. En el momento de su divulgación, la escritura plantea al público un sin número de matices como lo son múltiples significados. Cuando se usa cualquier tipo de metodología para el desarrollo de un texto ocurre algo parecido, desde el momento de su planificación más exactamente en el desarrollo de ideas, mapa conceptual, borrador hasta llegar al texto final existe un gran número de conceptos, afirmaciones y apreciaciones las cuales permiten que el documento quede completo o por el contrario reorienta a mejorarlo o pulirlo.
Actualmente, en plena era postmoderna, la escritura juega un papel muy importante dentro de la formación de las nuevas mentes y el fortalecimiento de los que ya han recorrido un camino más largo. El ciudadano actual se encuentra con un gran cúmulo de libros, folletos, enciclopedias por medio de los cuales expande más sus conocimientos. Ahora el escrito se ve amenazado por el gráfico, conocido en publicidad como mensaje subliminal. En este punto el individuo asimila más rápido por medio de un ejército de imágenes, mostrando displicencia para con la lecto-escritura.
No podemos ocultar que la escritura le ha permitido al hombre sobrevivir a la revolución de información que se ha convertido la vida contemporánea, sin olvidar el papel primordial de la lectura. En estos momentos, ante el revolcón virtual y sistemático que cada vez acapara más el consumo masivo surge un contundente planteamiento ¿Perdurará la escritura? ¿Hasta cuando?
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